El arbitraje consiste en comprar y vender un activo financiero, como es el caso de las acciones, que se negocia en dos o más mercados nacionales o internacionales distintos, cuando se observa alguna diferencia en sus precios y con el fin de obtener un beneficio.
Por ejemplo, una diferencia en el precio de mercado de las acciones de una empresa que se negocian simultáneamente en la Bolsa de Barcelona y en la Bolsa de Madrid, o entre la Bolsa española (mercado continuo de Madrid) y la Bolsa de Nueva York.
Esta imperfección del mercado es aprovechada por los llamados arbitrajistas, que compran en un mercado y venden en otro mercado obteniendo generalmente una pequeña diferencia de precio y, por tanto, una ganancia. En definitiva, estos arbitrajistas aprovechan las ineficiencias de los mercados casando operaciones sin riesgo. En todo caso, cabe indicar que los arbitrajistas contribuyen a crear mercados eficientes.